Quiero hacer este escrito a manera de ejercicio catártico, combinando la teoría de mi profesión Gestalt con la experiencia propia.
El día de hoy el dolor inesperadamente se hizo figura, el entorno hizo de las suyas y sirvió de fondo para generar esta profunda tristeza. ¿Y qué es lo que hago ante esta situación? Me encuentro dejándome sentir la herida que literalmente está en el centro de mi pecho y le he preguntado, qué necesita, aún no lo sé y lo único que hago es sentirla, y por momentos, confieso, que me pongo a llorar, entonces llegan otras sensaciones nuevas y al reflexionarlas emergen en miedo, culpa, etcétera y entonces se vuelve una ensalada de emociones y creencias.
Lo que menos trato es distraer lo que siento, lo dejo ser, me dejo ser, pues las emociones necesitan ser vividas, sentidas y escuchadas y es lo que me conecta conmigo misma y me hacen también estar presente con mi entorno, entenderlo y resignificarme en él.
Sé que este escrito tendría más ”likes” si contara exactamente qué fue lo que me pasó. Pero no es mi necesidad en este momento. Necesito llorar y llorar, y así lo confieso, porque sé que en la generalidad las personas no saben que hacer cuando están enfrente de alguien en ese estado, les incomoda o te dicen ya no llores, échale ganas y una bola de frases que hacen que menos fluyas y sientas el apoyo, o la escucha que buscas.
En mi caso soy muy afortunada porque al ser psicóloga me permito expresarme así real y tengo la enorme bendición de estar rodeada de psicólogas maravillosamente sabías y amorosas que no piensan igual que la generalidad antes mencionada (Gracias).
En un principio comenté la búsqueda de mi catarsis, pero también quiero aprovechar para decirte que si te encuentras en una situación difícil de sobrellevar en lugar de distraerla, te dejes estar y veas qué es lo que sucede.
Las emociones existen para ser sentidas, vividas, no hay ninguna división entre emociones positivas y negativas, todas son y nos alertan, nos protegen, nos sirven para poner límites, para formar vínculos, para reírnos y un largo etcétera. Quiero que mi ejemplo vivido desde el corazón te sirva en esos momentos que no son agradables y que sepas que no estás sol@, la humanidad tiene muchas diferencias pero también muchas similitudes.
Empatemos desde la similitud. Y por último recuerda que lo que sientes fluctúa, no te quedarás fijad@ en la sensación, porque afortunadamente nada permanecé, todo cambia.
El ejemplo es tan claro, que yo me siento diferente a cuando empecé este escrito.
Gracias por leerme, si tienes alguna duda, búscame y lo platicamos.
Mtra. Paulina Santamaria.
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